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Historia
El domingo 18 de febrero de 1990, a las 10 de la mañana, los habitantes del sector se reunieron para celebrar la Eucaristía en el Centro de Adultos Mayores Malcom Ross, conocido como "la zona de las tres torres". Esta misa, presidida por el Padre Oscar Castañeda, se ofreció para quienes no contaban con transporte. Los miembros de la Iglesia Madre habían iniciado ese día una misión bajo la advocación mariana de Nuestra Señora de la Altagracia.
Los miembros de la misión contaban con un altar portátil, un atril y una cruz procesional, obra de José Santilla. El ahora Monseñor Castañeda afirmó que «todo empezó con la comunidad dominicana». Se prepararon almuerzos y muchos miembros de la comunidad, incluidos los padres de Monseñor Castañeda, colaboraron donando la comida, y otros ayudaron con la liturgia y el altar, ya que era necesario montar y desmontar una iglesia.
En este lugar, promovían la devoción a la Virgen; se escuchaban confesiones en los rincones de la propiedad mientras otros jugaban dominó en el mismo espacio. Claudia Ortega, una de las primeras vocaciones religiosas de la misión, afirma que «La Altagracia es una comunidad muy unida para trabajar y en la que se ha destacado el persistente deseo de servir».
Monseñor Castañeda recuerda que la devoción a la Virgen se promovió considerablemente, y allí celebraron la primera fiesta de Nuestra Señora de la Altagracia el 21 de enero. La presencia dominicana siempre acompañó esta misión. Gracias a la tarea principal de la misión, que es la evangelización, la comunidad dominicana siguió creciendo. Sin embargo, los sacerdotes no estaban del todo satisfechos, ya que contaban con un lugar que solo podían usar los domingos.
El párroco José Luis Menéndez encontró un lugar que no estaba equipado para lo que buscaban y no tenía estacionamiento. Sin embargo, dice: "Fui a la arquidiócesis a solicitar un préstamo de $200,000 y me lo negaron de inmediato". El párroco relata que en ese momento se enojó con Dios y la arquidiócesis por no comprender la necesidad pastoral, ya que llevaban un año y ocho meses en el centro comunitario Malcom Ross.
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